El juez Aod, su talento único y un rey gordo

Asesino por Dios

Durante el tiempo de los jueces, Israel no tuvo un rey. Dios levantó diversos líderes para guiar al pueblo de vuelta a Él y para vencer a sus enemigos, los cananeos. Como vimos en el estudio anterior, Israel cayó en un ciclo destructivo: tras un período de paz, los israelitas volvían a adorar dioses falsos y se apartaban de Dios. En respuesta, Dios permitía que sucesivas tribus cananeas los derrotaran y esclavizaran, hasta que, al recordar a su Creador, clamaban por Su ayuda. Entonces, Dios enviaba un juez para liberarlos de sus opresores. En este estudio, analizaremos la historia de Aod, el segundo juez que Dios levantó para salvar a su pueblo.

El mismo patrón, otro día

Al inicio de la historia, los israelitas se habían entregado a prácticas paganas, lo que rompió el corazón de Dios y provocó Su enojo contra Su pueblo. Ellos deseaban un rey terrenal en lugar de reconocer a Dios como su Rey. Por lo tanto, Dios los entregó en manos de Eglón, el rey de Moab, permitiendo que los derrotara. Israel tenía una historia infame con Moab. Su anterior rey, Balac, había contratado al hechicero Balán para maldecir a Israel, pero cuando sus intentos fracasaron, recurrieron a otra estrategia: enviaron sacerdotisas de Baal para seducir a los hombres y plantar la imagen de Baal dentro del campamento. Como consecuencia, una plaga devastadora golpeó a Israel, causando la muerte de muchos.

Avance rápido unos años: Moab unió sus fuerzas con los amonitas y amalecitas y logró derrotar a Israel, obligándolo a abandonar Jericó y a servirle como esclavos durante 18 años. Por fin, los israelitas recordaron al Señor y clamaron pidiéndole Su ayuda. En respuesta, Dios les envió a Aod, un guerrero de la tribu de Benjamín, entrenado para luchar con la mano izquierda—un detalle que más adelante resultará crucial. Debido a la opresión, los israelitas debían pagar tributo al rey Eglón y enviaron a Aod para entregárselo. El texto no especifica con exactitud en qué consistía el tributo, aunque probablemente se trataba de alimentos o lana.

Ahora comenzamos la historia adentrándonos en lo que Aod estaba preparando para Eglón.

Una espada escondida de doble filo

Jueces 3:16-17: Aod se hizo una espada que tenía filo por ambos lados y medía medio metro de largo, se la amarró a su pierna derecha y la escondió bajo su ropa. Entonces, Aod llevó el regalo a Eglón rey de Moab, quien era muy gordo.

Un mensaje sin palabras

Probablemente, Aod era zurdo, lo que en la antigüedad se consideraba un defecto. Por ello, se entrenó para pelear con la mano izquierda. Sin embargo, Dios transformó esta aparente debilidad en una herramienta para liberar a Su pueblo. Lo estaba preparando para aquel momento exacto en el que este talento resultaría crucial para derrotar al opresor de Israel.

En el relato, encontramos dos detalles clave: Aod sujetó su espada a la pierna derecha, y el rey de Moab era sumamente corpulento. Antes de entrar en el salón, los soldados moabitas, seguramente, lo registraron en busca de armas. Como la mayoría de las personas eran diestras, no encontraron la espada en el lugar habitual—la pierna izquierda—y ni siquiera consideraron revisar la derecha. Junto con varios hombres que lo ayudaron a transportar el tributo, Aod se lo entregó a Eglón. Pero Dios le había confiado un mensaje especial para el rey. Ahora continuamos con la historia y descubrimos el mensaje secreto que Dios tenía para Eglón.

Dios le tiene un mansaje

Jueces 3:19-23:... Aod le dijo al rey Eglón: —Majestad, tengo un mensaje secreto para usted.

El rey ordenó silencio y les pidió a los sirvientes que salieran del salón. El rey estaba sentado solo en un lugar elevado donde podía refrescarse. Entonces Aod le dijo:     

—Tengo un mensaje de Dios para usted.

Al levantarse del trono, el rey quedó muy cerca de Aod. Entonces Aod movió imperceptiblemente la mano izquierda hacia su lado derecho, donde tenía una espada atada al muslo, la sacó y se la clavó en el vientre al rey. Le clavó la espada tan hondo que incluso le entró la empuñadura, y Aod le dejó la espada dentro del vientre. Al rey se le salió todo su excremento. Aod salió del salón privado y dejó encerrado al rey.

Varias preguntas, una sola respuesta

Aunque la escena es grotesca, este fue el mensaje que Dios tenía para el rey de Moab: el tiempo de su dominio cruel sobre Su pueblo había llegado a su fin. A través de esta historia, observamos la justicia divina en acción, con Dios interviniendo para defender a los israelitas cuando, finalmente, clamaron a Él.

El lector de este pasaje inevitablemente se plantea varias preguntas, pero la respuesta a todas es Dios. ¿Por qué Eglón ordenó a sus sirvientes retirarse del salón para escuchar a este hebreo enemigo sin sospechar nada inusual? ¿Por qué se levantó, en vez de recibir el mensaje sentado en su trono, a una distancia segura? No creía en el Dios de Israel, entonces, ¿qué lo impulsó a interesarse por un mensaje de alguien que, para él, ni siquiera existía? Cada detalle de este encuentro estuvo coordinado por Dios, quien dirigió cada elemento para cumplir Su propósito.

Primero, Aod anunció al rey que tenía un mensaje secreto para él y, luego, le reveló que era un mensaje de Dios. Eglón no sospechaba que Aod llevara una espada. Con astucia, Aod formuló su declaración de manera que le garantizara un momento a solas con el rey. Quizá Eglón pensó que, si el mensaje resultaba favorable, podría incorporar al Dios de Israel a su panteón de dioses.

Eglón el gordo

El autor de este relato se tomó la molestia de destacar que Eglón era corpulento. De un solo golpe, Aod hundió la espada tan profundamente en su inmensa barriga que la empuñadura quedó atrapada en su carne. No dejó ni la más mínima posibilidad de que el rey siguiera con vida. Aunque él mismo había forjado la espada, no intentó recuperarla. Salió del salón privado y encerró al rey allí. Poco después, sus sirvientes regresaron. Ahora continuamos la historia, viendo cómo los sirvientes descubrieron a su rey.

Sirvientes incompetentes

Jueces 3:24-25: Luego Aod salió del salón principal y los sirvientes regresaron, pero al encontrar cerradas las puertas del salón principal dijeron: «Seguramente el rey se encerró en la sala de verano para hacer sus necesidades». Los sirvientes esperaron por un largo rato pero el rey no abrió la puerta. Finalmente los sirvientes se preocuparon y fueron a traer la llave para abrir la puerta. Cuando entraron, vieron a su rey tirado en el piso, muerto.

Vieron a su rey tirado en el piso

Cuando los sirvientes abrieron la puerta, se encontraron con una escena estremecedora: el rey yacía en el suelo, cubierto de sangre y heces, con una espada incrustada en su abdomen. No había duda de que Aod era el responsable; después de todo, había sido el único en el salón con el rey.

Seguramente, los moabitas habrían puesto un alto precio a su cabeza, pero Aod contaba con la protección de Dios. Mientras tanto, el texto señala que logró escapar del palacio y dirigirse a la ciudad de Seirat. Allí, tocó la trompeta, y al escucharla, los israelitas descendieron de la montaña, reconociendo que ese sonido marcaba el fin de su esclavitud y la liberación que Dios les había concedido tras 18 años de opresión.

Ahora continuamos con el desenlace de la historia.

¡Síganme!

Jueces 3:28: Aod les dijo: «¡Síganme! El SEÑOR nos ha ayudado a derrotar a nuestros enemigos los moabitas».

Entonces los israelitas siguieron a Aod y fueron con él a controlar los lugares donde la gente podía cruzar con facilidad el río Jordán para llegar a la tierra de Moab. No permitieron a nadie cruzar el río Jordán. 

Paz por fin

La historia de Aod nos demuestra que Dios puede usar a cualquier persona, aprovechando sus atributos y talentos para Su honra y gloria. Bajo su liderazgo, el pueblo de Dios derrotó a más de 10,000 guerreros moabitas, sin que ninguno lograra escapar.

Con Aod como juez, Israel disfrutó de 80 años de paz, el período más prolongado durante la época de los jueces. En el próximo estudio, exploraremos la vida de Débora, la única mujer que desempeñó el papel de juez en Israel.

Para reflejar:

1.      ¿Cómo muestra esta historia la soberanía de Dios al usar circunstancias inesperadas y personas aparentemente débiles para cumplir Su propósito? ¿Cómo podemos aplicar esos principios a nuestra propia vida?

2.      La narrativa destaca la liberación de Israel después de años de opresión. ¿Qué nos enseña este pasaje sobre la importancia de confiar en Dios en tiempos de dificultad y esperar Su respuesta?

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