¿Quién era Ismael?

Luchará contra todo el mundo y todo el mundo luchará contra él.

Por su falta de fe en Dios, Sara y Abraham cometieron un grave error. Tras años de intentar concebir un bebé, Sara le entregó a su esclava egipcia, Agar, a Abraham, con la esperanza de que, por medio de ella, pudieran tener un descendiente. Así que, a petición de Sara, Abraham se acostó con la sierva de su esposa y concibieron un hijo. Sara pensó que podría ser la madre de ese niño y criarlo como propio, pero eso no fue lo que ocurrió. Continuaremos nuestro estudio en Génesis conociendo al hijo ilegítimo de Abraham: Ismael.

Hijo de la esclava

Agar formaba parte del dote que el faraón entregó a Abraham cuando Sara fue secuestrada por él en Egipto. Tras quedar embarazada, Agar ya no quiso seguir siendo esclava; deseaba que fuera Sara quien la atendiera. Llena de resentimiento, Sara maltrató a su sierva. Agar no lo soportó y huyó, vagando sola por el desierto, rumbo a una muerte segura. Mientras contemplaba qué hacer —si seguir adelante o rendirse ante el sol abrasador y las serpientes— un ángel del Señor la encontró. El ángel le ordenó regresar con su dueña, y también le reveló cómo sería la criatura que crecía en su vientre. Así comienza la historia de Ismael.

Darás a luz a un hijo al que llamarás Ismael

Génesis 16:11-12: El ángel del SEÑOR también le dijo:

—Ahora que estás embarazada, darás a luz a un hijo al que llamarás Ismael ya que el SEÑOR ha escuchado tu tristeza. Será tan libre como un asno salvaje. Luchará contra todo el mundo y todo el mundo luchará contra él. Vivirá en desacuerdo con todos sus hermanos.

Luchará contra todo el mundo y todo el mundo luchará contra él

Si eres madre, imagina por un momento que un ángel te visita y te dice semejante cosa sobre el niño que esperas: será como un asno salvaje, vivirá en constante conflicto con todos, y todos estarán en conflicto con él. No son buenas noticias. Sin embargo, Agar regresó al servicio de Sara. El texto señala que cuando Abraham tenía ochenta y seis años, nació Ismael.

Aproximadamente trece años después, nació Isaac. El año anterior a su nacimiento, Dios volvió a hablar con Abraham y le reveló cómo se cumpliría Su promesa. Abraham dudó que, a su edad, Sara pudiera darle un hijo, y le preguntó a Dios si Su bendición vendría a través de Ismael. Pero Dios le confirmó que Su promesa se cumpliría por medio de Isaac, no de Ismael. Continuamos la historia leyendo lo que Dios le dijo a Abraham respecto a su hijo Ismael.

Se convertirá en un pueblo numeroso

Génesis 17:20: He escuchado lo que has dicho con respecto a Ismael. Yo le daré mi bendición, tendrá muchos hijos y se convertirá en un pueblo numeroso. Será el padre de doce príncipes y convertiré a toda su familia en una gran nación. 

No era buen medio hermano

Cuando nació Isaac, a Sara no le agradó la manera en que Ismael, ya un adolescente, trataba a su hijo. No quería que Isaac creciera junto a aquel niño ilegítimo, ni que, al llegar a la edad adulta, la herencia se dividiera entre ambos, dejando a Ismael con las manos vacías. Continuamos la historia leyendo lo que Sara exigió que su esposo hiciera.

Echa de aquí a esa esclava y a su hijo

Génesis 21:10-13: Entonces Sara le dijo a Abraham: «Tienes que echar de aquí a esa esclava y a su hijo. El hijo de esa esclava no va a compartir la herencia con mi hijo Isaac».

A Abraham no le gustó nada la idea porque se trataba de un hijo suyo.  Entonces Dios le dijo a Abraham: «No te preocupes por tu esclava ni por el muchacho. Haz todo lo que Sara te diga ya que tu verdadera descendencia será trazada sólo a través de Isaac. También haré una nación con el hijo de la esclava porque él es hijo tuyo».

El hijo de esa esclava no va a compartir la herencia

¿Fue cruel Sara al pedir semejante cosa? No. Dios deseaba lo mismo. Él había prometido que cumpliría Su pacto a través de Isaac. Sara no necesitaba protegerlo de su medio hermano, quien jamás podría arrebatarle lo que Dios ya le había concedido.

Desde que Agar quedó embarazada, la relación entre ambas se deterioró hasta el punto en que apenas podían ser cordiales. Agar, sintiéndose superior por ser la madre del primogénito de Abraham, Sara, resentida, herida, y ambas angustiadas tras el nacimiento de Isaac, temiendo que el otro heredara todo.

Cuando quiso deshacerse de Agar, Sara ni siquiera la llamó por su nombre. Se refirió a ella como “esa esclava”. Si Abraham no hubiera escuchado directamente la voz de Dios, dudo que hubiera expulsado a su hijo. Ismael era su primogénito, su sangre. No amaba a Agar, pero sí quería a su hijo. Su mente era un diluvio de recuerdos, culpa, remordimiento y pena.

 

Pero Dios intervino y le habló. Abraham no tardó en obedecer, aunque era probable que Sara pensara que lo hacía solo para complacerla. A la mañana siguiente, Abraham madrugó, y tomando pan y un poco de agua, expulsó a Agar e Ismael del campamento.

Quizás Agar no podía creer que iba a convertirse en una indigente, o tal vez no le sorprendió, dadas las miradas y la actitud de Sara, siempre protectora de Isaac. Sería comprensible que Agar hubiera intentado disuadir a Abraham, que expresara su inconformidad con la decisión. Pero al final, se fue con Ismael.

Después de unas horas vagando por el desierto bajo el sol abrasador, el agua se terminó. Agar ya había estado en una situación similar años atrás, pero esta vez creyó que moriría junto con Ismael. Con el corazón desgarrado, colocó al niño bajo un arbusto que apenas ofrecía algo de sombra.

Así continúa la historia, cuando leemos el mensaje de Dios para Agar e Ismael.

No me dejes ver la muerte de mi hijo

Génesis 21:16-19:  Se fue y se sentó a cierta distancia, aproximadamente la distancia de un tiro de flecha, porque ella pedía: «No me dejes ver la muerte de mi hijo». Se sentó a esa distancia y comenzó a llorar.

Pero Dios escuchó la voz del niño, y el ángel de Dios bajó desde el cielo. Él le dijo:

 «Agar, ¿qué te pasa? No te asustes, Dios ha escuchado el llanto del niño. Ponte de pie, levanta al niño y reconfórtalo. De él haré una gran nación».

Después Dios permitió que ella viera una fuente de agua. Así que ella fue, llenó su recipiente de cuero con agua y le dio de beber al niño.

Dios permitió que ella viera una fuente de agua

Dios confirmó nuevamente la promesa que le había hecho años atrás, cuando Agar se encontraba en ese mismo desierto: por ser hijo de Abraham, lo bendeciría. Entonces Dios abrió sus ojos, y ella vio una fuente de agua. Se establecieron en el desierto, y con el tiempo, Ismael se convirtió en un hábil arquero, cazando todo tipo de animales y protegiendo a su madre, y más adelante, a su propia familia.

La vida de Ismael no fue fácil: su padre lo rechazó y nunca amó a su madre. Creció sin el ejemplo justo de Abraham, y desde joven, vagaba por el desierto, obligado a luchar contra los elementos, los animales, y los hombres.

Agar le consiguió una esposa egipcia, una mujer pagana que no seguía al Dios que la había salvado. De hecho, ninguno de los descendientes de Ismael siguió al Señor. Ismael tuvo doce hijos, que vivieron como príncipes en tierras lejanas. Murió a los 137 años.

Ismael es considerado un patriarca del islam y el padre de los pueblos árabes, quienes más adelante serían enemigos de Israel. Así se cumplió lo que Dios había anunciado:

“Será tan libre como un asno salvaje. Luchará contra todo el mundo, y todo el mundo luchará contra él. Vivirá en desacuerdo con todos sus hermanos,” (Génesis 16:12).

Esta profecía marcó no solo la vida de Ismael, sino también el destino de sus descendientes.

Reflexión

1.      ¿Cómo crees que el rechazo de Abraham y las circunstancias difíciles de su vida influyeron en el carácter y las decisiones de Ismael? ¿Qué lecciones podemos aprender de su historia sobre cómo enfrentar el rechazo y la adversidad?

2.      Aunque Ismael no siguió al Dios de su padre, Dios cumplió Su promesa de bendecirlo y hacerlo una gran nación. ¿Qué nos enseña esto sobre la fidelidad de Dios y Su propósito incluso para aquellos que no lo siguen?

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