Nimrod y la torre de Babel

Todos se dispersan

Después del diluvio, Dios ordenó a Noé y sus hijos que se multiplicaran y llenaran la tierra. Sin embargo, las nuevas generaciones desobedecieron este mandato, eligiendo establecerse en un solo lugar. En este estudio, continuamos nuestra travesía por el libro de Génesis, enfocándonos en la ciudadela y la torre conocida como Babel, así como en Nimrod, el primer guerrero-rey. Las generaciones que siguieron a Noé no solo ignoraron las instrucciones de Dios a dispersarse, sino que se unieron en un acto de rebelión colectiva. Pero Dios, en Su sabiduría, intervino de manera creativa para cumplir Su propósito eterno. Comenzamos esta historia fascinante con una mirada al ascenso de Nimrod y su ambicioso —y profundamente transgresor— proyecto de construcción.

¿Quién era Nimrod?

Génesis 10:8-12: Cus fue el papá de Nimrod, quien fue el primer hombre fuerte del mundo. Él fue un cazador muy valiente ante el SEÑOR, por eso la gente decía: «Aquel es como Nimrod, cazador muy valiente ante el SEÑOR».  El reino de Nimrod se extendió desde la ciudad de Babel hasta Érec, Acad y Calné…hacia Asiria donde construyó las ciudades de Nínive, Rejobot Ir, Cala y Resen….

Cazador de hombres, desafiante al Señor

Nimrod fue un guerrero y cazador formidable. Pero, muchos eruditos bíblicos coinciden en que esta frase puede entenderse mejor como “un cazador en desafío al Señor”, sugiriendo una actitud de rebelión abierta y de arrogancia. En lugar de cazar animales, se cree que Nimrod cazaba hombres, consolidando su poder mediante la conquista, la opresión y el sometimiento. No gobernó como un rey legítimo, sino como un tirano autoproclamado, desafiando el sistema patriarcal establecido por Dios y promoviendo una monarquía. Reinó sobre varias ciudades, entre ellas Babel, y las urbes que fundó, todas precursoras de la futura Babilonia; las ciudades se caracterizaron por su paganismo y corrupción, y chorreaban de maldad.

Creció bajo una influencia resentida

Nimrod era el bisnieto de Noé. A pesar de que el diluvio sirvió para destruir a los Nefilim, hay evidencia que sugiere que Nimrod era más grande que los demás, quizás un gigante. Sin duda, su bisabuelo Noé y Tío Abuelo Cam le hablaron del diluvio, quizás Cam con una perspectiva muy distorsionada y resentida. Al escuchar más historias, tal vez Nimrod creció más ansioso por la posibilidad de otro diluvio. Parte de la idea de construir una torre tan alta fue que ni siquiera Dios podría ahogarla con otro diluvio, o así pensaba con su perspectiva muy limitada de un Dios enojado y vengativo, no cómo el diluvio era parte del plan de restaurar y rescatar Su creación de la maldad en la cual se había ahogado. Parece que se olvidaron de la promesa que Dios les hizo de jamás destruir toda la tierra en otro diluvio.

Es posible que su tío abuelo Cam haya sido una mala influencia en la vida de Nimrod, y que por ello comenzara a alejarse de Dios. Probablemente fue Nimrod quien exigió que el pueblo construyera la ciudadela y la torre, pecando así contra el Señor. Por su fuerza para cazar hombres y su imponente estatura, la gente le temía y lo servía sin cuestionar a este tirano sanguinario.

Unificado por el mal

En el tiempo en que Nimrod reinaba, todos hablaban el mismo idioma. Gente proveniente del oriente llegó y decidió establecerse allí. Nadie quería obedecer el mandato de Dios de dispersarse y poblar la tierra. Como su rey era un rebelde, sus súbditos compartían ese mismo espíritu de insubordinación. Fabricaron ladrillos para construir una ciudadela, y en ella, una torre altísima. Continuamos la historia leyendo por qué decidieron construir la torre.

Génesis 11:4: Luego dijeron: «Vengan, construyamos una ciudadela religiosa con una torre que llegue hasta el cielo. De esta manera nos volveremos famosos. No dejaremos que nos dispersen por todo el mundo».

Un monumento de rebelión

Comenzaron a construir una “ciudadela religiosa” con una torre. No era un lugar para adorar al único Dios, sino un intento de alcanzar el cielo y ser como dioses. Además de querer escapar de otro diluvio, edificaron la torre para comunicarse con divinidades falsas. Era un monumento de adoración pagana. Querían hacerse famosos; con la fama, más personas llegarían y se quedarían, uniéndose a su rebelión contra Dios. Buscaban reconocimiento y toda la prosperidad que la fama les prometía. Veían la torre como una mística intersección entre la tierra y el cielo, donde la gente podía subir y rezar a los dioses que creían habitar en las montañas. Continuamos la historia leyendo cómo Dios respondió y cumplió Su propósito.

Bajó, confundió, y cumplió

Génesis 11:5-9: De hecho el SEÑOR bajó a ver la ciudad y la torre que la gente había construido, y dijo el SEÑOR:

«Miren, ellos son un solo pueblo, hablan todos un mismo idioma, ese es sólo el comienzo de lo que harán. Ahora lograrán todo lo que se propongan. Vengan, bajemos y confundamos su idioma para que no se entiendan entre ellos».

Entonces el SEÑOR los dispersó por toda la tierra y ellos detuvieron la construcción de la ciudad. Así que la ciudad fue llamada Babel, porque el SEÑOR confundió las lenguas humanas y desde ahí el SEÑOR dispersó a la gente por todo el mundo.

El SEÑOR confundió las lenguas y dispersó a la gente por todo el mundo

Examinamos dos preguntas que surgen en este texto: si Dios realmente necesitaba bajar para ver, y si tuvo miedo de lo que los hombres podrían lograr juntos.

¿Dios necesitó bajar del cielo para observar de cerca lo que hacían? Sabemos que Dios es omnipresente y omnisciente, así que no necesitaba descender para informarse. Es irónico: aunque intentaron construir una torre que alcanzara el cielo, fue Dios quien descendió. Ese es el punto central: incluso con el mayor esfuerzo humano, fue Dios quien bajó. Los hombres fracasaron por completo en su intento de alcanzar el cielo. El Señor descendió para mostrar Su inmenso interés y amor por la humanidad, entrando en la mugre de la tierra, dispuesto a intervenir y ayudar a Su creación.

¿Dios tuvo miedo de lo que la gente podría lograr hablando el mismo idioma? Dios nunca tiene miedo de nada; siempre está en control total. Acabó de destruir la tierra y observaba cómo el ser humano volvía a ser tan malo y rebelde como antes del diluvio. Prometió no volver a destruir toda la tierra, y para cumplir Su promesa y Su propósito, confundió los idiomas.

Momento decisivo en la historia

Dios, en Su gran misericordia, no permitió que cumplieran con su rebelión. Inventó nuevas lenguas para que no pudieran seguir rebelándose juntos. Aunque no permitió que Nimrod terminara la torre, parece que dejó que reinara sobre varias ciudades que más adelante serían enemigas de Israel. Algunos eruditos bíblicos proponen que, como los antepasados de estas naciones estuvieron presentes durante la construcción de la torre y decidieron rechazar a Dios, Él los entregó a esa decisión. En el futuro, todas estas naciones adorarán dioses falsos, y muchas serán aniquiladas por Israel, el pueblo que Dios escogió como Suyo. Este momento en la historia fue decisivo: marcó quién sería el pueblo de Dios y quién no.

Dios quería que la gente se dispersara por su propia voluntad, pero al no suceder esto, hizo que las personas hablaran distintos idiomas. Nota que, al igual que en la creación, Dios habló y creó lenguas que jamás habían existido. Cada grupo que compartía el mismo idioma se fue y se estableció en tierras distintas; se multiplicaron y llenaron la tierra, cumpliendo así la voluntad de Dios.

Reflexión

1.     ¿Qué revela Nimrod sobre cómo el liderazgo humano puede influir un pueblo en la cercanía o la distancia a Dios?

2.     ¿En qué sentido la construcción de la torre de Babel representa los intentos humanos de alcanzar propósito y unidad sin Dios?

3.     ¿Cómo puede el acto de Dios al confundir las lenguas ser visto como una intervención misericordiosa en lugar de un juicio?

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