Juan el Bautista testifica sobre Jesús  

Juan el Bautista afirma que él no es el Mesías

En el previo estudio, Jesús reveló su verdadero propósito a Nicodemo, un maestro fariseo e importante miembro del Sanedrín. En este estudio, Juan el Bautista da testimonio sobre Jesús mientras que los dos bautizan a la gente.

¡El Hijo de Dios me bautizó!

Cuando la historia se abre, es después de la reunión clandestina entre Nicodemo y Jesús. El texto dice que Jesús y sus seguidores fueron a la región de Judea y allí bautizó. No menciona los nombres de sus seguidores a este punto en su ministerio, pero probablemente fuera Andrés, Felipe, Natanael y Juan, el autor de este relato. ¿Por qué Jesús estaba bautizando si eso fue el trabajo de Juan el Bautista, de prepararle el camino? Quizás era una manera más de acercarse a la gente, de escuchar sus confesiones y arrepentimiento. ¡Imagínate ser bautizado por Jesús! Dios todavía no les había dado El Espíritu Santo y no sabemos si bautizó en el nombre del Padre e Hijo, pero si lo hiciera, ¿diría en el nombre de mi Padre y en mi nombre? Es curioso pensarlo.

El texto dice que Juan y sus seguidores estaban cerca, y que la gente se acercaba a Juan para ser bautizada. Es posible que más personas se acercaran a Juan y sus seguidores para ser bautizados porque lo reconocieron. El texto dice que algunos de los seguidores de Juan discutieron con un judío sobre la tradición de lavarse en las ceremonias. ¿Quién era ese judío? El texto no nos dice, pero posiblemente fuera un fariseo o saduceo que se preocupaba con la tradición de lavarse en las ceremonias, pero no con el arrepentimiento. Los seguidores de Juan entendían que bautizar era parte del proceso de la purificación verdadera que se encuentra tan solo a través del arrepentimiento. Pero en vez de preguntarle a Juan sobre el tema por lo cual discutían, le hacen un comentario que revela el estado de sus corazones. Comenzamos con la historia con lo que los seguidores de Juan le preguntaron.

Ni siquiera diremos su nombre

Juan 3:26: …fueron a decirle a Juan:

—Maestro, fíjate que ahora el hombre de quien diste testimonio, que estaba contigo al otro lado del Jordán, está bautizando a la gente y todos lo siguen.

Maestro, ¿por qué no estás celoso?

¿Por qué no le preguntaron a Juan sobre la tradición de lavarse en las ceremonias? En vez de eso, se quejan de Jesús. Ni siquiera dicen su nombre, sino el hecho de que Juan lo señaló, llamándole el cordero que quita el pecado del mundo. Su queja no es tanto que está bautizando y que no tiene la autoridad, claramente, la tiene, sino que todos los siguen. Continuamos con el estudio, leyendo la respuesta de Juan.

Yo no soy el Mesías

Juan 3:27-30: Juan les respondió:

—Nadie puede tener nada si Dios no se lo concede. Ustedes mismos son testigos de que dije: “Yo no soy el Mesías”. Solamente soy el que Dios envió para prepararle el camino. La novia únicamente es del novio, pero el amigo del novio espera y está atento para cuando él venga. El amigo se alegra cuando escucha la voz del novio. Esa es la misma alegría que siento ahora que él está aquí. Ahora a él se le debe poner más atención y a mí menos.

Soy el padrino, no el novio

Es comprensible que los seguidores de Juan se pusieran celosos de Jesús y sus seguidores. Unos de los antiguos seguidores de Juan ahora siguen a Jesús, y tal vez lo interpretaran como un abandono de Juan. Además, con sus pocos meses de ministerio, a lo mejor Jesús ya tiene más seguidores. Juan no está celoso; nunca ha hecho una señal ni milagro por el hecho de que no es el Mesías. Juan sabe que su ministerio ya estaba acabando ahora que Jesús comenzó el suyo. Quizás la intención de Juan fuera que todos sus seguidores seguirían a Jesús, pero no todos estuvieron listos para reconocer al Mesías. Se compara con el padrino del novio que espera la llegada de su amigo, y se alegra al verlo. El padrino tiene muchas responsabilidades, incluso llevar a la novia al novio, pero él no es el enfoque de la celebración. Como el padrino, facilitó el camino para los novios, pero ahora que el novio viene por su novia, su papel ya no era necesario. En vez de lamentar, Juan estaba feliz por eso. Su misión encomendada no ha sido fácil, pero ya está cerca su descanso. Continuamos con la historia, leyendo que más Juan dice sobre Jesús.

El que cree en Jesús tendrá la vida eterna en el cielo

Juan 3:31-36:  »El que viene de arriba es más importante que todo el mundo. El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de lo que pasa en la tierra, pero el que viene del cielo es el más importante de todos. Da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie acepta su testimonio. El que acepta el testimonio de Jesús demuestra que Dios es verdadero. Dios envió a Jesús quien dice lo mismo que Dios dice porque Dios le da todo el poder de su Espíritu. El Padre ama al Hijo y le ha dado poder sobre todo. El que cree en el Hijo tiene vida eterna. En cambio, el que lo rechaza nunca tendrá esa vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.

El que no cree en Jesús tendrá la vida eterna en el infierno

Aunque Juan no estuvo presente para la plática entre Nicodemo y Jesús, repasa unos de los mismo puntos: Testifica de cosas del cielo, pero casi nadie le cree. El que cree será salvado, viviendo toda la eternidad con Él; al contrario, quien le rechaza recibirá el castigo que se merece. ¿Cómo Juan sabe que lo van a rechazar? Juan era profeta, así que, tal vez Dios se lo revelara o a lo mejor lo sabe por convivir y observar al ser humano pecaminoso y cómo él fue rechazado por muchos.

No sabemos cuánto tiempo después, Juan el Bautista fue encarcelado por Herodes Antipas, el gobernador actual e hijo de Herodes el Grande. Continuamos con el final de esta historia, leyendo sobre la maldad más injusta de Herodes: en encarcelamiento de Juan.

Herodes encarceló a Juan por el enojo de su mujer

Lucas 3:19-20: Tiempo después Juan criticó a Herodes, el gobernador, por vivir con Herodías, la esposa de su hermano, y también por otras maldades que había cometido. Y a esas maldades, Herodes añadió una más: metió a Juan en la cárcel.

A esas maldades, Herodes añadió una más: metió a Juan en la cárcel

En algún momento, el texto dice que Juan criticó a Herodes por vivir con Herodías, la esposa de su hermano Felipe, y por otras maldades; aunque no menciona precisamente cuales maldades, Herodes era un rey malvado. Herodes el Grande era el abuelo de Herodías. Su primer esposo, Felipe, era el medio hermano de Herodes Antipas; ambos Felipe y Herodes eran los tíos de Herodías, así que era su esposa y sobrina. Según historiadores, Herodes sedujo a Herodías cuando Felipe estaba de viaje en Roma. Tal vez por la lujuria o el poder, Herodías divorció a Felipe para casarse con Herodes, llevando a su hija Salomé consigo. La ley no permitió que un hombre se casara con la esposa de su hermano y su relación causó mucho escándalo, aunque Juan el Bautista era el único quien tomó la iniciativa de condenarla. Como veremos más adelante, Herodías odiaba a Juan el Bautista por ser el único quien se atrevió decir la verdad. Por su inmenso odio él, veremos más adelante cómo logró su muerte.

En el próximo estudio, Jesús revela que él es el Mesías a una mujer samaritana, diciéndole todo lo que ha hecho en la vida.

Para procesar:

1.   ¿Por qué crees que es difícil creer en Jesús?

2.      Jesús no previno el encarcelamiento de Juan. Amaba a Juan y era su pariente. ¿Por qué crees que no previno esa maldad?

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¿Quién era Nicodemo?