El Bautismo de Jesús
El bautismo de Jesús y la llamada de los primeros discípulos
En el previo estudio, conocimos a Juan el Bautista, viendo las profecías sobre él y como predicaba un mensaje de arrepentimiento mientras bautizaba, todo para preparar a los israelitas para la llegada del Mesías. En este estudio, Juan bautiza a Jesús, y luego Jesús llama a sus primeros discípulos.
Desde los doce años hasta los treinta
La última vez que vimos a Jesús, era un niño de doce años. En el templo en Jerusalén, los expertos en la ley estaban muy impresionados con el joven Jesús; podemos imaginar cómo impresionó al rabino donde estudiaba las escrituras en Nazaret. Por lo tanto, es algo sorprendente que los de Nazaret fueran los primeros en rechazarlo, siendo él un joven tan sabio.
Cuando esta historia se abre, se supone que tenía 30 años. Es probable que, hasta entonces, trabajaba en Nazaret como carpintero como su fallecido papá José. Desde que era el mayor de sus hermanos, es probable que fuera el encargado de la casa, ayudando a su mamá María con la crianza de sus hermanitos, asegurando que tenían techo y comida, y que los varones estudiaban las escrituras. A lo mejor todos recitaban porciones de las escrituras juntos en su casa. Si los de Nazaret lo rechazaron, es aun más sorprendente y triste que sus propios hermanos lo rechazaron, conociéndolo tan bien, observándolo de cerca por años. Antes de emprender su ministerio, es posible que les ayudara a sus hermanitos aprender la carrera de carpintero.
El papel del bautismo en judaísmo
En el previo estudio, mencionamos que el bautismo no era nada nuevo, que bautizaron a los gentiles convertidos al judaísmo como Rajab y Rut. Pero los judíos no se bautizaron y muchos rechazaron el bautismo de Juan, cuyo mensaje era la identificación, confesión y arrepentimiento del pecado. Notamos que Juan no bautizó a niños ni bebés porque no pueden cumplir con el propósito del bautismo, la confesión y arrepentimiento del pecado. Por nunca haber pecado, el hecho de que Jesús fue bautizado debe sorprendernos. El Mesías nunca pecó y por lo tanto no tenía nada de qué confesar ni de arrepentirse. A pesar de eso, quería identificarse con nuestros pecados. Comenzamos la historia leyendo el bautismo de Jesús por su pariente Juan.
No, bautízame tú
Mateo 3:13-17: En ese tiempo, Jesús vino de Galilea al Jordán para que Juan lo bautizara, pero Juan trató de impedirlo, y le dijo:
—Soy yo quien necesita ser bautizado por ti, ¿por qué entonces vienes a mí?
Jesús le contestó:
—No me lo impidas ahora, porque es necesario cumplir con todo lo que Dios requiere.
Entonces Juan estuvo de acuerdo. Y Jesús, después de que fue bautizado, salió inmediatamente del agua y vio que el cielo se le abrió y que el Espíritu de Dios bajaba sobre él como una paloma. Una voz desde los cielos decía: «Este es mi hijo amado con quien estoy muy contento».
Este es mi hijo amado con quien estoy muy contento
¿Qué quiere decir que es necesario cumplir con todo lo que Dios requiere? Dios no requiere el bautismo para la salvación. A lo mejor Jesús está hablando de que Dios quería que Su hijo se identificara con el pecado, como es la solución de eso mismo. También, como hacía en todo aspecto de su vida, nos dejó un ejemplo de seguir. ¿Qué pensaron todos los demás esperando en la fila en la playa- que Jesús era un pecador más?
Después de salir del agua, parece que Jesús compartió un momento celestial con Juan: vieron el cielo abrirse y el Espíritu de Dios bajó sobre Jesús como una paloma. Notamos que dice como una paloma y no una paloma como la pinta en el arte, pero lo pudo ver. No sabemos si solamente Jesús y Juan escucharan las palabras de Dios, o quizás todos que estuvieran en la playa en aquel momento sagrado. Tal vez reaccionaran como los judíos después de salir de la esclavitud de Egipto, con miedo y sin querer escucharlo. Quizás para salir de las dudas de que este hombre no era pecador, Dios hablara audiblemente para todos los espectadores allí. Dios le dijo que es Su hijo y que está contento con él. ¿Contento con él por qué? Hasta este momento, que sepamos, no ha hecho nada fuera de lugar. Obedecía a sus padres, estudiaba las escrituras, trabajaba duro para ayudar a su familia, mostraba paciencia y amor con personas difíciles- las mismas cosas que Dios nos pide. Algún día, sin hacer ningún milagro ni nada espectacular, los fieles podemos escucharle a Dios decirles lo mismo, que está contento con nosotros, y que entremos en Su reino.
El bautismo de Jesús fue abrumador para Juan, este hombre totalmente fiel a Dios. Con ver lo que vio y oír lo que oyó, no se pudo contener. Continuamos con la historia, leyendo la alegría de Juan el Bautista.
Miren, él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo
Juan 1:31-34: Yo mismo no lo conocía, pero vine a bautizar con agua para que así Israel pudiera darse cuenta de quién es él…Yo vi al Espíritu que bajó del cielo en forma de paloma y se colocó sobre él. Yo no lo conocía, pero Dios que me envió para que bautizara con agua, me dijo: “Tú verás al Espíritu bajar y colocarse sobre el que bautiza con el Espíritu Santo”. Lo he visto y por eso doy testimonio de que este es el Hijo de Dios».
Este es el Hijo de Dios
Aparentemente, Dios le había dado una señal que vería cuando bautizara al Mesías: el Espíritu bajar y colocarse sobre él. Dos veces Juan dice que no lo conocía antes. Entonces, ¿Por qué dijo que Jesús debe bautizarlo y no al revés? Quizás el Espíritu le susurrara que era él, El Mesías, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Por esta declaración, Juan era el único que entendía el propósito de Jesús sin que nadie se lo explicara. Nunca esperó que fuera un rey, ni un líder militar, sino un sacrificio perfecto y final para el problema del mundo: el pecado.
Como eran parientes, ¿De veras no se conocían? A lo mejor Juan se fue a vivir en el desierto cuando era un adolescente, y por lo tanto es posible que Juan no viniera a bodas ni funerales de parientes y no se conocieron hasta este momento tan sagrado. Pero sin duda, los padres de Juan, Zacarías y Elisabet, le contaron sobre Jesús y el propósito de los dos.
Los primeros seguidores de Jesús
El texto dice que al día siguiente, Juan, con dos de sus seguidores, vio a Jesús de nuevo y cuando lo vio, le dio un título que los demás no entendieron: el Cordero de Dios. Pero, cuando los dos seguidores lo escucharon decir esto, les llamó la atención. Uno de ellos, ciertamente, era Andrés y expertos bíblicos piensan que el otro era Juan, el autor del cuarto evangelio. Los dos pidieron permiso para quedarse con Jesús ese día y él consintió. ¿De qué hablaron y que hicieron? El texto no dice, pero Juan los entrenó bien y sin duda, hicieron preguntas inteligentes; aceptaron que este hombre que parecía tan ordinario es quien Juan dijo que es. Continuamos con la historia, leyendo la llamada de los hermanos Andrés y Simón Pedro.
Encontramos al Mesías
Juan 1:40-42: Andrés, hermano de Simón Pedro, fue uno de los dos que oyó a Juan y siguió a Jesús. Primero buscó a su hermano Simón y le dijo:
—Encontramos al Mesías (que significa: el Rey Elegido por Dios).
Andrés llevó a Simón Pedro a donde estaba Jesús. Jesús lo vio y dijo:
—Tú eres Simón hijo de Juan, pero ahora te llamarás Cefas (que significa: Pedro).
Pero ahora te llamarás Cefas
Andrés era un seguidor de Juan el Bautista y estaba altamente preparado para seguir y servir a su nuevo maestro. Andrés ya era un experto en vivir en el desierto, en padecer frío y hambre y en escuchar a Dios. Él no duda que Juan sabe la verdad, que el tan esperado Mesías ya llegó. Andrés hace lo que nosotros debemos hacer, llevar a nuestra familia a conocer a Jesús. Aunque Pedro será más conocido que Andrés, al conocerlo, parece que Simón Pedro no creyó que fuera el Mesías, o estuviera tan involucrado en las luchas cotidianas que realmente no lo escuchó. Es significativo que antes de llamarlo oficialmente, Jesús le cambió el nombre de Simón a Cefas; en arameo, significa Roca, en lo cual Jesús construirá su iglesia, su cuerpo aquí en la tierra. El texto no da la reacción de Simón a tener un cambio de nombre. ¿Por qué le cambió el nombre a él y no a su hermano Andrés quien no dudaba? ¿Qué vio Jesús en Simón para declarar desde el momento que lo conoció que iba a construir su iglesia con él? Dios ve en nosotros lo que seremos, no tanto lo que somos, y vio en Simón Su roca. Conoceremos mucho más sobre Pedro en estudios futuros, pero ahora, conocemos a dos más seguidores de Jesús, Felipe y Natanael.
¡De Nazaret! ¿Acaso de allí puede salir algo bueno?
Juan 1:43-51: Al día siguiente, Jesús decidió ir a Galilea. Encontró a Felipe, y le dijo:
—Sígueme.
Felipe era de Betsaida, el pueblo de Andrés y de Pedro. Felipe buscó a Natanael, y le dijo:
—Hemos encontrado a aquel sobre el que escribió Moisés en la ley, y los profetas también escribieron acerca de él. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José.
Natanael le dijo:
—¡De Nazaret! ¿Acaso de allí puede salir algo bueno?
Felipe dijo:
—Ven y lo verás.
Jesús vio que Natanael se acercaba, y dijo:
—Este es un verdadero israelita. No hay engaño en él.
Natanael le preguntó:
—¿Cómo es que me conoces?
Jesús le respondió:
—Yo te vi cuando estabas debajo de la higuera, antes de que Felipe te invitara a verme.
Natanael respondió:
—Maestro, ¡Tú eres el Hijo de Dios, el rey de Israel!
Jesús contestó:
—¿Crees eso porque dije que te había visto debajo de la higuera? Pues verás cosas más grandes que estas.
Luego le dijo:
—Les digo la verdad: ustedes verán el cielo abierto y “los ángeles de Dios bajando y subiendo” sobre el Hijo del hombre.
Yo te vi cuando estabas debajo de la higuera
Obviamente, Felipe ha conocido a Jesús anteriormente, no le pidió seguirlo de la nada. Notamos que con Andrés y Felipe, Jesús no tuvo que convencerlos de quien es, pero con Pedro y Natanael, conversó más, no porque eran más dignos sino porque eran incrédulos. ¿Por qué Natanael no puede creer que El Mesías podría crecer en Nazaret? Porque creía como los demás, no según las profecías, sino según la perspectiva humana, que El Mesías los rescataría de los romanos y sería rico e importante, probablemente proviniendo de Jerusalén, la ciudad sagrada, no un pueblo pobre y campesino como Nazaret. Natanael se convenció después de que Jesús le revelara que lo vio debajo de la higuera. Lo último que Jesús dijo era una referencia a la escalera de Jacob, que Él es la escalera, la llave, que conecta la tierra y el cielo, el mundo caído con la eternidad con Él.
En el próximo estudio, Jesús irá al desierto por 40 días y será tentado por Satanás.
Para procesar:
1. ¿Has sido bautizado? ¿Cómo fue tu experiencia?
2. ¿Cómo crees que Dios te ve? Si iba a elegir otro nombre para ti, un nombre representante de tu misión aquí en la tierra, ¿Cuál nombre te gustaría que eligiera para ti?