Los de Nazaret rechazan a Jesús
Jesús dice la verdad y los de Nazaret tratan a matarlo
En el previo estudio, comparamos la fe de un capitán romano con la de un oficial judío, leyendo cómo Jesús elogió al primero y reprendió al segundo; en ambos casos sanó a sus seres queridos sin ni siquiera conocer a los enfermos. En este estudio, Jesús es rechazado por el pueblo de Nazaret donde creció y por lo tanto rechaza hacer ningún milagro allí.
Todo está genial en Nazaret
Jesús viajaba por diferentes regiones de Israel enseñando y sanando, acompañado por unos seguidores. Cuando la historia se abre, regresa a Nazaret, su pueblo natal, un pueblo campesino, con pocos recursos ni oportunidades. No ha pasado tanto tiempo desde que Jesús vivió en Nazaret, y probablemente todos le reconocieran. Cuando llegó a su pueblo, sin duda se quedó con su madre y hermanos. Había trabajado en la misma ocupación como su padre, y tal vez unos se le acercaran, pidiéndole venir a su casa para arreglar tal y tal cosa.
El texto dice que el Sabbat Jesús fue a la sinagoga en Nazaret para enseñar. En las sinagogas de aquel tiempo, era normal que un rabino visitante les enseñara. Jesús creció en esa sinagoga, yendo allí con los otros niños para aprender las Escrituras. Estaba en una desventaja: todos lo veían como el hijo de José y María, el primogénito, el carpintero, quizás el rabino, pero definitivamente no el Hijo de Dios. El Hijo de Dios sería alguien importante, un rey, con un ejército, que establecería su reino en Jerusalén, como el Rey David, no un maestro vagabundo que vivía de la caridad. Era temprano en su ministerio y la gente tenía curiosidad sobre él; era sabio y conocido por sanar sin pedir nada a cambio. Y todos habían escuchado de la vez que cambió el agua en vino. Les gustaba escucharle enseñar y maravillar a las señales que había hecho, pero eso de arrepentirse y cambiar, ¿para qué? Eran hijos de Abraham, hijos de la herencia y la promesa, ¿eso no fue suficiente? Todavía no era tan conocido para causar un escándalo, pero todo eso iba a cambiar ese día en Nazaret.
Vamos a la sinagoga
El texto dice que, en la sinagoga, se puso de pie para leer las Escrituras y le dieron el libro de Isaías. Imaginamos el orgullo de su mamá, y la amabilidad de sus vecinos: iban a escuchar al hijo de José y María. Era un excelente muchacho, a ver cómo es en explicar las Escrituras. Por ser el hijo de campesinos, hacía bien, comentaron, hasta sabía leer y escribir.
Comenzamos con la historia leyendo la parte que Jesús escogió leer y su explicación del pasaje.
Isaías estaba hablando de mi
Lucas 4:18-21: «El Señor ha puesto su Espíritu en mí, porque me eligió para anunciar las buenas noticias a los pobres. Me envió a contarles a los prisioneros que serán liberados. A contarles a los ciegos que verán de nuevo, y a liberar a los oprimidos; para anunciar que este año el Señor mostrará su bondad».
Luego Jesús enrolló el libro, se lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos los que estaban en la sinagoga le ponían mucha atención. Entonces Jesús les dijo:
—Lo que acabo de leerles se ha cumplido hoy ante ustedes.
Lo que acabo de leerles se ha cumplido hoy ante ustedes
No entendieron las Escrituras que Jesús les leyó; eran sus palabras, las palabras del Mesías. No está hablando de los pobres, prisioneros, ciegos y oprimidos literales; habla de la pobreza espiritual que nos lleva presos. El pecado puede hacernos prisioneros oprimidos, ciegos y empobrecidos, pero Jesús vino para liberarnos del poder del pecado. Quizás una razón por la cual no lo reconocieron como el Mesías fue porque aun en su presencia, todavía existían los pobres, los prisioneros, los ciegos, y los oprimidos. No hizo nada para liberarles de Roma, de hecho, sanó y ayudó a unos.
Todos le prestaron mucha atención: habían escuchado de las señales que había hecho y querían ver una. Pero en vez de mostrarles una señal, como si fuera un mago, les dice que él es cumplimiento de la profecía. En vez de arrodillarse en adoración, no lo creen. Para ser justo, es comprensible que no lo crean. Lo han conocido toda la vida y no cumple la descripción del Mesías que equivocadamente creían. El texto dice que todos comenzaron a murmurar. Continuamos con la historia, leyendo lo que dijeron de Jesús.
Pero conocemos toda su familia
Mateo 13:54-56: La gente estaba sorprendida y decía:
—¿De dónde sacó este hombre la sabiduría y el poder para hacer estos milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su mamá María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Acaso no están todas sus hermanas aquí con nosotros? Entonces, ¿de dónde sacó este toda esta sabiduría y poder?
¿de dónde sacó este toda esta sabiduría y poder?
Los habitantes de Nazaret no pudieron superar el hecho de que lo conocían desde chiquito, igual que sus padres y hermanos. Lo veían jugar, trabajar, asistir a fiestas, funerales, y recitar la Torá con los otros muchachos de su edad. ¿Cómo es él el Mesías? Unos mayores recordaron la polémica situación de que su madre se hubiera acostado con José o con otro, antes de casarse y casi fue lapidada. ¿De veras un hijo concebido en pecado tendría algo que ver con Dios? El hecho de que aquí menciona los nombres de sus hermanos debe aclarar que María no era una virgen perpetua. En otras partes del evangelio, sabemos que los propios hermanos de Jesús no creían que fuera el Mesías. Los de Nazaret querían un milagro, pero no a él. No entendían cómo él pudiera tener tanta sabiduría de las Escrituras, tampoco cómo realizó milagros. Simplemente no cuadraba. Continuamos con la historia, leyendo la respuesta de Jesús a su incredulidad.
No se acepta a ningún profeta en su propio pueblo
Lucas 4:23-27: Él les dijo:
—Yo sé que me van a venir con el viejo refrán: “Médico, cúrate a ti mismo. Haz aquí en tu propio pueblo lo mismo que oímos que hiciste en Capernaúm”. Pero les digo la verdad: no se acepta a ningún profeta en su propio pueblo. Les aseguro que en los tiempos de Elías no llovió durante tres años y medio, no había comida en todo el país y había muchas viudas en Israel. Pero Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una viuda de Sarepta en la región de Sidón. También en los tiempos del profeta Eliseo había mucha gente con lepra en Israel, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, que era sirio.
Dios ama a todos por igual, y no voy a hacer lo que quieren que haga
Como era de allí, quizás pensaran que les debía un milagro o una señal. En Capernaúm, además de enseñar, Jesús había sanado a judíos y gentiles. Jesús les da unos ejemplos de gentiles que habían sido beneficiados por milagros y la sanación, diciéndoles que, por su rechazo, no haría ningún milagro allí. Jesús no quiere que la gente venga a él solamente queriendo que hiciera algo por esa persona, sino que venga a él por quien es. Si creyeran, sin duda les habría sanado. Los gentiles no tuvieron las escrituras, pero creían lo que vieron y escucharon. Terminamos con esta historia leyendo la reacción del pueblo de Nazaret.
Estamos tan furiosos que vamos a matarte
Lucas 4:28-30: Cuando escucharon eso, todos en la sinagoga se enfurecieron tanto que se levantaron y agarraron a Jesús y lo arrastraron fuera del pueblo. Lo llevaron a la cima del cerro donde estaba construido el pueblo para tirarlo desde allí. Pero Jesús pasó por en medio de todos y siguió su camino.
Jesús pasó por en medio de todos
El texto dice que todos se enfurecieron al escuchar que eran malos, Dios ama a los gentiles y al colmo, ¿no iba a mostrarles una señal? Estaban tan furiosos como para asesinarlo. Todos, ¿incluso los hermanos y parientes de Jesús? Dice todos. Jesús permitió que lo arrastraran fuera del pueblo, con la intención de matarlo, haciendo con él lo que Satanás quería que hiciera, que se tirara; luego lo apedrearía. La ley decía que hay que apedrear todo blasfemo, así que creían hacer lo correcto.
Aunque no sabemos cómo, desde que no era la hora de morir, Dios no permitió que Jesús se muriera. Tal vez Dios congelara el tiempo, o causara que se olvidaran de él. El hecho es que pasó por en medio de todos y siguió su camino. No leemos que regresó a Nazaret; perdieron la oportunidad de toda una vida por ser ciegos, víctimas de su propio orgullo. En fin, vieron un milagro sin percibirlo. En los próximos estudios, Jesús seguirá sanando y llamará a los cuatro pescadores a seguirle.
Para procesar:
¿Qué es lo más difícil para ti aceptar sobre Jesús? (Por ejemplo, que dice que hay maldad en mí, que ama a personas que pertenecen a tal y tal grupo, que no me sana, que no hace un milagro cuando se lo he pedido muchas veces.)