¿Quién era Benjamin?
Benjamin, el hijo más mimado de Jacob
Unos 15 años después del nacimiento de José, Raquel —la esposa amada de Jacob— dio a luz a su segundo hijo, Benjamín. Ella murió durante el parto, pero antes de morir lo llamó Benoni, que significa “hijo de mi dolor”. Jacob, sin embargo, cambió su nombre a Benjamín, “hijo favorito”. Fue el último de sus doce hijos, el más mimado y protegido, aún más después de la desaparición de José. Benjamín apenas conoció a su hermano, pues cuando los demás lo vendieron como esclavo él tenía alrededor de tres años. En este estudio, vamos a fijarnos en el hijo menor de Jacob, el que trajo consuelo a su padre en la ausencia de Raquel y José.
Unos 20 años después de que José fue vendido, una gran hambruna golpeó toda la región de Egipto y Canaán. Los hijos de Jacob viajaron a Egipto, el único lugar donde aún había alimento, pero no llevaron a su hermanito Benjamín, porque su padre no permitió que se apartara de su lado.
Al llegar a Egipto, José reconoció de inmediato a sus hermanos, pero ellos no lo identificaron: llevaba la cabeza rapada, los ojos delineados en negro y vestía como un alto funcionario egipcio. Se sintió desilusionado al ver que no habían traído a Benjamín. Entonces ideó una trampa elaborada para poder verlo, acusándolos de ser espías y declarando que, si no regresaban con su hermano menor, confirmaría que lo eran. Así comienza la historia de Benjamín en medio de la prueba que José les impuso, todo con el propósito de reencontrarse con su hermanito.
No se podrán ir de aquí hasta que no venga su hermano menor
Génesis 42:14-17: Luego José les dijo:
—Es como yo les digo: ¡Ustedes son espías! Pero voy a dejar que me demuestren que están diciendo la verdad. Les juro por la vida del faraón que no se podrán ir de aquí hasta que no venga su hermano menor. Manden a uno de ustedes a buscar a su hermano mientras el resto permanece en prisión. De esta manera pondré a prueba sus palabras para saber si me están diciendo la verdad. Si no, ¡juro por la vida del faraón que ustedes son espías!
Entonces los encerró en prisión durante tres días.
Quiero ver a mi hermanito
Lo que José les dijo parecía contradictorio: los acusaba de ser espías, pero si enviaban a su hermano menor a Egipto, los dejaría libres. Si realmente fueran espías, ¿no lo sería también el hermanito? Pasaron tres días y José volvió a la cárcel, quizá esa misma que conocía como la palma de su mano. Les aseguró que temía a Dios, y que les perdonaría la vida si uno permanecía allí encarcelado mientras los demás llevaban trigo a su familia. Pero, para liberar al hermano que quedara, tendrían que regresar con Benjamín. Sus hermanos aceptaron la propuesta; Simeón se quedó, mientras los demás regresaron a Canaán.
José ordenó que llenaran sus costales con trigo, pero mandó poner en cada uno el dinero que habían pagado; fue un detalle pensado para asustarlos aún más. Si regresaban, además de espías, también podrían ser acusados de ladrones. Sus hermanos emprendieron el viaje de regreso a Canaán cargados de trigo. Tras recorrer cierta distancia, levantaron campamento al caer la noche. Uno de ellos abrió un costal para alimentar a los burros, pero encontró el dinero. Se lo contó a sus hermanos, y el texto dice que temblaron de miedo, justo el efecto que José buscaba.
Cuando llegaron al campamento de su padre en Canaán, le relataron todo lo sucedido, incluso que tendrían que regresar con Benjamín si querían recuperar a Simeón. Así continúa la historia con la reacción de Jacob ante la posibilidad de perder a su amado Benjamín.
No llevarán a Benjamín
Génesis 42:36-38: Jacob, el papá, les dijo:
—Me están dejando sin hijos. José ya no está y tampoco Simeón. Ahora se quieren llevar a Benjamín. Todo está en mi contra.
Entonces Rubén le dijo a su papá:
—Te doy permiso de matar a mis dos hijos si no te vuelvo a traer de regreso a Benjamín. Confíalo a mi cuidado y yo te lo traeré de regreso.
Pero Jacob dijo:
—Mi hijo Benjamín no va a ir con ustedes porque su hermano está muerto y él es lo único que me queda de mi esposa Raquel. Si algo malo le llegara a pasar en el viaje que deben hacer, harán que este pobre viejo se muera de tristeza.
Si algo malo le llegara a pasar, harán que este pobre viejo se muera de tristeza
La hambruna continuaba y el trigo estaba a punto de agotarse. En Canaán, nadie sabía que duraría siete años; quizá pensaban que nunca tendrían que regresar a Egipto, dejando a su hermano Simeón pudriéndose en la cárcel. Jacob les ordenó volver a Egipto para comprar más trigo, como si hubiera olvidado las instrucciones estrictas del gobernador . Pero Judá le recordó que, si regresaban, tendrían que llevar a Benjamín. Jacob se lamentó, preguntando por qué habían mencionado al gobernador que tenían un hermano menor. Ellos respondieron que lo hicieron con honestidad para librarse de la acusación de ser espías. Judá insistía en regresar a Egipto; al fin y al cabo, tenía gemelos hambrientos. Así continúa la historia con el regaño de Judá a su padre.
Puedes hacerme responsable de él
Génesis 43:8-10: Después Judá le dijo a su papá, Israel:
—Manda al muchacho conmigo, déjanos ir de una vez para que así tú, nosotros y nuestros hijos, sobrevivamos. Yo mismo te garantizo que estará a salvo. Puedes hacerme responsable de él. Si no te lo traigo de regreso, me puedes culpar toda la vida. Si no nos hubieras retrasado ya habríamos hecho dos viajes.
Si no nos hubieras retrasado ya habríamos hecho dos viajes
Aunque Judá lo regañó, Jacob permitió que Benjamín los acompañara. Además del dinero para comprar trigo, les entregó el que habían encontrado en sus costales y algunos regalos para apaciguar al gobernador. Con el doble de dinero y los presentes, los envió a Egipto, lamentando que quizá sería la última vez que vería a Benjamín. Los hermanos tomaron todo, junto con Benjamín, y se apresuraron hacia Egipto. Al llegar, se presentaron ante el gobernador. Cuando José vio a su hermano menor, los mandó a su casa con instrucciones para su siervo: debía sacrificar un animal y prepararlo para ellos. Al darse cuenta de que los llevaban a la casa del gobernador, los hermanos se asustaron, pero un siervo les aseguró que todo estaba bien y que no debían preocuparse.
José llegó a su casa; sus hermanos se postraron nuevamente ante él —tal como en el sueño— y le entregaron los regalos. Al ver a Benjamín, lo saludó y enseguida tuvo que salir, incapaz de contener las lágrimas: no veía a su hermanito desde que era muy pequeño. Lloró, se lavó la cara y volvió con ellos, ordenando que sirvieran la comida. Así continúa la historia con lo que ocurrió durante la comida.
¿Cómo sabe cuándo nacimos?
Génesis 43:33-34: Los siervos de José los sentaron a la mesa en orden, desde el mayor hasta el menor ante él. Por eso los hermanos se miraban asombrados. Luego José les ordenó a sus siervos que les llevaran comida a sus hermanos, pero la porción de Benjamín era cinco veces más grande que la de los otros. Entonces ellos festejaron y bebieron con él.
Favoreció a Benjamín
Cuando parecía que todos iban a regresar a Canaán sanos y salvos con el trigo, celebraron juntos. Pero José no participó de su celebración. Le dio a Benjamín cinco veces más comida que a los demás y observó su reacción al favorecerlo, aunque no lo tomaron a mal. José aún no había terminado de poner a prueba a sus hermanos: quería darles la oportunidad de demostrar que habían cambiado y que no harían con Benjamín lo mismo que hicieron con él. Además de anhelar pasar más tiempo con su hermano menor, deseaba protegerlo de ellos, pues todavía no confiaba en sus intenciones. Así continúa la historia, con las instrucciones que José dio a su siervo encargado de la casa.
Una prueba más
Génesis 44:1-2: Después José le ordenó al siervo encargado de su casa:
—Llénale los costales a los hombres con toda la comida que puedan cargar. Después dejen el dinero de cada uno en el tope de su costal. Pon mi copa, mi copa de plata, en el tope del costal del menor, al lado de su dinero. El siervo hizo lo que José le había dicho que hiciera.
Tender una trampa
A la mañana siguiente, sin sospechar nada, los hermanos, Benjamín incluido, emprendieron su viaje. Apenas salían de la ciudad cuando José envió a su siervo principal tras ellos. Al alcanzarlos, el siervo les preguntó por qué habían robado la copa de plata de su amo. Ellos, indignados, juraron que si alguno la tenía, ese moriría y los demás se quedarían en Egipto como sus esclavos. Así continúa la historia con la búsqueda de la copa entre sus pertenencias.
¿Nuestro hermanito es ladrón?
Génesis 44:10-13: Entonces el siervo dijo:
—Será tal como ustedes dijeron. Si la copa la tiene alguno de ustedes, se convertirá en mi esclavo, pero el resto de ustedes quedará libre.
Rápidamente, todos bajaron su costal al suelo y lo abrieron. El siervo los revisó comenzando con el del hermano mayor y terminando con el del menor. Y encontraron la copa en el costal de Benjamín. Ellos rasgaron su ropa mostrando su tristeza, cada uno volvió a montar las cosas sobre su burro y todos regresaron a la ciudad.
Esperen- ¿hicieron qué?
Cuando se enteraron de que Benjamín era el supuesto ladrón, todos regresaron juntos a la casa del gobernador. No iban a permitir que él cargara solo con la responsabilidad. Mientras aguardaba su llegada, José estaba en casa. Ellos se postraron ante él una vez más. Al ver que habían vuelto con su hermano menor y con la ropa rasgada, comprendió lo que aquello significaba. Entonces Judá se atrevió a acercarse al gobernador y le dio un resumen de lo sucedido entre sus hermanos y su padre hasta ese momento, explicándole por qué no podía regresar sin Benjamín y suplicando que él mismo quedara en su lugar.
Por fin, José les reveló quién era. Para Benjamín fue la primera vez que escuchaba la verdad: toda su vida había estado marcada por una mentira de grandes proporciones. ¿Cómo reaccionó? A lo mejor se enojó con sus medio hermanos y sintió una lealtad más fuerte hacia José, el otro hijo de Raquel. Tal vez ya no quería regresar con ellos, pues desconfiaba de sus intenciones. ¿Cómo podían haber engañado a su padre durante tantos años? José abrazó a Benjamín y ambos lloraron: por la maldad de sus medio hermanos, por la madre que habían perdido, por los años perdidos y por el alivio de aquella tan esperada reunión.
Después de revelarse como su hermano, los envió de regreso a Canaán para contarle todo a su padre. Invitó a sus hermanos a venir a vivir a Egipto para protegerlos a ellos y a sus familias de la hambruna, aunque principalmente deseaba que su padre y Benjamín se trasladaran. Antes de partir hacia Canaán, José entregó a cada uno una muda nueva de ropa, pero a Benjamín le dio trescientas monedas de plata y cinco mudas de ropa. Así como Jacob lo había favorecido, ahora sería el preferido de su hermano mayor.
Reflexión
1. ¿Cómo crees que afectó a Benjamín crecer bajo la sombra de una mentira tan grande sobre su hermano José, y qué impacto tendría eso en su confianza hacia los demás?
2. ¿Cómo pudo la fe en Dios sostener a Benjamín en medio de la traición y el dolor causado por sus hermanos?
3. ¿Qué nos enseña la historia de Benjamín acerca de la manera en que Dios transforma las pruebas familiares en oportunidades de perdonar y hasta reconciliarse?

